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Foto del escritorkwantland

Marcelo en el basurero

Un cuento que escribí después de visitar el basurero del Río Las Vacas en el 2021

Nada parecido a lo de antes, Marcelo jugaba a las canicas tirado en el suelo.  Había calculado que esta última partida la ganaría porque había estado practicando durante bastante tiempo.  

 

Entre el polvo y con mugre entre las uñas, apostaba lo que fuera con tal de llamar la atención de Carmela, quien se dirigía a recolectar las ganancias del día.  Aquel amor imposible que yacía entre la bruma, el olfato y que iba más allá de los que enviaban ahí sus desechos.  

 

Entre las canicas que resultaban ser tapitas, entre las ganancias que resultaban ser basura; el amor se maquinaba en la mente como le sucede a todo el mundo solo que está vez esto era imposible.   No porque estuvieran en un depósito de basura, no porque Marcelo fuera un niño y Carmela una pepenadora; sino porque ambos habían dejado de creer en sí mismos y se miraban como amuletos para una larga y segura muerte. 

 

Entre los escombros, no había futuro.  Entre el desperdicio, Carmela no podía ser la mamá de Marcelo y ver cómo su hijo ganaba la partida.  Entre la desesperanza, Marcelo no podía ser un niño y sacarle una sonrisa a su mamá. Solo un milagro hizo que se vieran por un segundo a los ojos para darse cuenta de que eran más de lo que vivían.  Entonces fue ahí cuando Marcelo comprendió que tenía todo y que no necesitaba más.  Como si nada, Carmela se acercó y le dio un beso de mamá.

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